Has estado enfocado. Has sido disciplinado. Has hecho el esfuerzo, día tras día, mes a mes, un año tras otro. Has puesto lo mejor de tí, y un poco más también.
Y sin embargo, aún no lo consigues. Algunos días la meta parece estar más cerca; otros, más lejos que nunca. ¿Cómo hacer para seguir? Más aún, ¿por qué habrías de seguir?
Porque gran parte del valor de tu objetivo no está en conseguirlo, sino en buscarlo. Claro que lograrlo es importante. Pero si el resultado final pudiese conseguirse sin esfuerzo, ¿qué valor tendría? Estás moviéndote hacia una meta. Los resultados cuentan, por cierto. Sin embargo, aunque el resultado aún no esté a tu alcance, tú ya has cosechado muchos de los beneficios de estar intentándolo.
¿Quieres seguir aprendiendo, creciendo, fortaleciéndote y disfrutando los beneficios de tus acciones enfocadas y disciplinadas? ¿O vas a darte por vencido después de todo lo que ya has invertido? Es tu elección, pero sea como fuere, has avanzado mucho respecto del punto de partida. Y si sigues avanzando por tu sendero, seguro y decidido, haciendo todo lo que sea necesario, alcanzarás finalmente aquello que deseas. Sigue avanzando, no tanto por el lugar al que llegarás, sino por lo que harás de tí en el proceso.
Tomado de la web
Publicado por: Marisol Gavidia Hernàndez
Buenisimo!!!
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