El amor
puede existir en dos dimensiones: horizontal o vertical. Estamos familiarizados
con el amor horizontal; ésa es también la dimensión del tiempo. La vertical es
la dimensión de la eternidad.
En tu
corazón anhelas lo permanente; ahí has mal interpretado. Pero esa mala
interpretación es casi universal porque conocemos sólo un plano: el horizontal,
la dimensión del tiempo. En esa dimensión hay sólo dos posibilidades:
O algo es
momentáneo, o es permanente. Pero lo permanente no es otra cosa que muchos
momentos uno junto al otro; eso también empieza y termina. La permanencia no es
eterna, no puede serlo. Nada puede ser eterno en el tiempo. Lo que nace en el
tiempo está destinado a morir con el tiempo. Si hay un principio, hay un fin.
Y tu amor
tiene un comienzo; empieza en un cierto momento en el tiempo. Entonces tiene
que acabar. Sí, puede terminar más tarde o más temprano. Si termina rápido tú
lo llamas momentáneo; si tarda un poco más de tiempo en llegar a su fin, lo llamas
permanente. Pero esa permanencia tampoco llenará de satisfacción al corazón,
porque el corazón anhela aquello que no acaba nunca, aquello que es para
siempre. Es la añoranza de Dios. Dios es otro nombre para el amor eterno.
Pero la
mente no sabe nada acerca de la eternidad. El corazón añora lo eterno, pero la
mente continuamente interpreta los anhelos del corazón. Y la mente sólo conoce,
o bien un amor vivido durante muy poco tiempo, o el amor vivido durante un
poquito más de tiempo. Pero aunque el amor perviva un poco más, el miedo de que
se acabe siempre estará ahí. Y tu miedo está justificado; se va a terminar. En
realidad, durará más si no eres inteligente. Si eres muy, muy torpe y muy, muy
poco inteligente te llevará mucho tiempo el darte cuenta de la futilidad de ese
amor. Si eres muy inteligente se acabará rápido porque verás que no es gran
cosa.
Cuanto más
inteligente es una persona, más corta será la duración de su amor, del amor tal
y como lo conoces. Por eso a medida que la Humanidad se vuelve más inteligente,
el amor se va convirtiendo en un fenómeno de corta duración. En el pasado era
casi permanente; no había algo como el divorcio. Todavía no hay algo como el
divorcio en los países incultos. Cuanto más educado, culto y sofisticado se
vuelve un país, el promedio de divorcios aumenta en la misma proporción, por la
sencilla razón de que la gente se da cuenta de que se aburre el uno del otro.
No tiene sentido seguir alargándolo, es mejor terminar.
Pero la
mente puede terminar una cosa e inmediatamente sustituirla por otra ilusión,
una y otra vez. La mente no aprende. Incluso la persona inteligente sigue sin
aprender. Y la mente se ha hecho tan poderosa que nada de lo que surge del
corazón llega nunca a ti, a tu ser, sin que ella la interprete.
El corazón
dice "eternidad" y la mente interpreta "permanencia". Ahí
es donde te equivocas. El anhelo del corazón es una dimensión vertical; ésa es
la dimensión de la meditación.
No te estás
comportando como un estúpido por culpa del anhelo del corazón, sino que lo
estás interpretando mal. Tú anhelas un amor que nazca de la meditación, que no
nazca de la mente. Ese es el amor del que hablo continuamente. Ese es el amor
del que habla Jesús; ése amor es Dios. No es tu amor; tu amor no puede ser
Dios. Tu amor es solamente un fenómeno mental; es biología, es fisiología, es
psicología, pero no es eterno.
Te sugiero
que si realmente estás dispuesto a satisfacer el anhelo de tu corazón, olvides
entonces todo lo referente al amor. Primero dedícate a la meditación, porque el
amor surgirá de la meditación. Es la fragancia de la meditación. Meditación es
la flor. Deja que se abra. Deja que te ayude a moverte en la dimensión de lo
vertical, en la no mente, en la ausencia de tiempo, y entonces, de pronto,
verás que la fragancia está ahí. Entonces es eterno, entonces es incondicional.
Ningún sueño
puede ser permanente y tu amor es un sueño. Y la mente sólo puede soñar; no
puede darte la realidad.
Sal de la
mente. Olvida todo sobre el amor. No tienes ninguna comprensión del amor; no
puedes tenerla. Sólo a través de la meditación cambiarás la dimensión de tu
ser. De la horizontal pasarás a la vertical. De vivir en el pasado y en el
futuro... Ahora bien, ¿por qué ese querer la permanencia?
"Permanencia" quiere decir que estás tratando de contar incluso con
el futuro. Quieres que siga siendo como es, aun en el futuro, pero, ¿por qué?
En realidad ya debe de haber volado lejos; sólo entonces empiezas a pensar en
lo permanente.
Cuando dos
amantes están realmente ilusionados no piensan en la permanencia de su amor.
Pregunta a cualquier pareja de amantes en sus días de luna de miel; no les
importa. Saben que van a estar juntos para siempre.
Pero en el
momento en que empieza a escaparse de tus manos, la mente dice: "Ahora
aférrate. Hazlo permanente. Haz todo lo que puedas para hacerlo permanente. No
te fijes en las fisuras que se están produciendo. No mires, evítalo, olvídalas
del todo. Sigue tapándolas, arréglatelas de algún modo".
Pero estás
pidiendo lo imposible.
Yo te puedo
enseñar meditación y desde ella surgirá una cualidad diferente de amor .
Entonces no será tontear. Entonces será sabiduría, no tontería. Entonces no
"caes enamorado" (*); te elevas en el amor. Entonces el amor es una
cualidad tuya.
Así como la
luz rodea a la llama, el amor te rodea. Tú eres amoroso, eres amor.
Entonces es
eterno. No está dirigido a nadie. Cualquiera que se acerque beberá de él.
Cualquiera que se acerque a ti resultará fascinado por él, enriquecido por él.
Un árbol, una roca, una persona, un animal, no importa. Incluso si estás
sentado, solo... Buda, solo, sentado bajo su árbol está irradiando amor. El
amor está constantemente lloviendo a su alrededor. Eso es eterno y ése es el
verdadero anhelo del corazón.
Vida, amor y risa.
Vida, amor y risa.
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