Al encender el interruptor de la luz, piensa en lo que hace que la luz se encienda. Detrás de ese interruptor aparentemente mágico hay miles de kilómetros de cable, estaciones generadoras de electricidad, torres, transformadores, cañerías subterráneas y, más importante aún, miles de personas que diseñan, construyen, operan y mantienen todo eso. Y para cada una de esas personas y para cada una de sus funciones, hay incluso más personas que les dan soporte; todo ello detrás de una sola llave de luz.
Las cosas que utilizas diariamente; agua, comida, servicio telefónico, libros, vestimenta, jabones y mucho más; la mayoría de las cuales habitualmente asumes como un hecho, llegan a tí a través del esfuerzo y el compromiso de otras personas del mundo. De una manera muy real y tangible, minuto a minuto, estás intrincadamente conectado con el resto del mundo.
Por qué, entonces, considerarías siquiera hacer daño o sacar ventajas sobre cualquier otra persona? ¿Cómo podrías jamás sentir satisfacción por la desgracia de alguien? Estamos todos juntos en esto.
Pensar que algo que aparenta ser beneficioso para tí, es realmente beneficioso aunque lastime a alguien, es terriblemente superficial. Ten presente que estás conectado con tu mundo en muchos niveles e innumerables maneras. Busca aquellas cosas que te beneficien tanto a tí mismo como al mundo del cual formas parte.
Tomado de la Web
Publicado por: Marisol Gavidia Hernàdez
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