Plantéate una meta pequeña, y alcánzala. Haz que la siguiente sea apenas un poco más grande. Alcánzala también. ¿Puedes sentir cómo se va fortaleciendo tu confianza?
Vivir una vida que tenga sentido requiere vivirla a conciencia. Claro que algunos momentos de no hacer nada tienen su valor. Proveen paz, relajación y tranquilidad. Pero andar a la deriva en la inacción sólo por no saber qué hacer, es un enorme desperdicio de una de las cosas más preciadas que tienes; tu tiempo.
Todo gran logro está conformado por montones de pequeñas metas. Los que logran hacer lo que se proponen son aquellos que saben qué es lo que están intentando alcanzar. Desarrollan el hábito de definir metas y luego cumplirlas.
No es complicado. No es mágico. Pero produce resultados que parecen mágicos para cualquiera que esté mirando desde fuera. Decide qué vas a lograr y luego, lógralo. Si parece abrumador, divídelo en tantos pequeños logros como sea necesario. Las metas pequeñas importan, porque sirven de sólidos cimientos para metas de más y más envergadura. Sigue tus metas durante todo el camino que lleva hasta donde querrías llegar.
Tomado de la Web
Publicado por: Marisol Gavidia Hernàndez
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